5.- Aquel día en que "se le apagó la luz"....
Duele mucho volver a ese momento, pero es necesario para no perder la perspectiva, para conocer el punto de donde partimos. Quisiera no recordarlo, aunque a veces mi mente me lleva a ello. Es inevitable. No puedo controlarlo. Debo revivirlo.
Cuando vienes de días en los que vas notando que algo malo se avecina, no sabes porque se van desencadenando momentos difíciles uno tras otro. La tensión va aumentando. La incertidumbre acecha tu mente sin parar. Solo deseas que la vida de un vuelco y todo cambie. Y es así, cambia, pero no de la forma que tu quieres. Con esto no contaba...más bien no lo deseaba....
" Amor, llevamos días viviendo momentos difíciles, tienes complicaciones, porqué ahora pasa esto?" Siento descontrol, no puedo asimilar tantos conceptos nuevos para mi. No soy experta, aunque cada día aprendo algo nuevo. Que te está pasando?
Hoy he estado en el festival de ballet de las niñas, estaban preciosas, te han echado de menos. Lo he visto en sus ojos, esos que buscaban entre el público si se producía el milagro que tanto esperan... ver a su papá entre la gente, sonriendo, con los ojos brillantes por la emoción y diciendo lo bonitas que son. Y cuando sus ojos se encuentran con los míos siento dolor. Sonrío con mi alma destrozada. Todo cambiará, papá mejorará y volveremos a estar juntos.
Las he grabado, quieren que las veas, están orgullosas de su representación. Las princesas necesitan la valoración de su rey. Quieren verte, pero no estas bien. No pueden verte así. Las abrazo fuertemente, como si se tratara del último abrazo que voy a darles en tiempo. Aun no lo se, pero algo de sentido tiene después. No sé lo que va a suceder, pero mi cuerpo ya se está preparando. Hace días que está luchando por lo que viene y se carga de energía. Energía que va a necesitar para no desfallecer.
Me despido de ellas y camino hacía el hospital. No me siento bien. Te dejé hace unas horas mal. Te habían cambiado de habitación, en busca de tranquilidad. Casi habíamos conseguido salir para casa. Una nueva complicación nos lo impidió. La enfermedad de Crohn no te ayuda en estos momentos. Se ha cruzado en este camino de nuevo. Te hace luchar, como siempre has hecho. Que razón tenía aquel que te dijo que la enfermedad no te mataría pero te lo pondría muy difícil en esta vida. Ya eras entonces un luchador, y ahora te has convertido en un guerrero, un personaje sacado de una novela épica en la que nadie ni nada puede con él.
Pensando esto, me encuentro tras la puerta que nos separa, respiro hondo, como siempre hago, nunca sé lo que me depara el otro lado del cristal. Y jamás olvidaré esa mirada al verte, de pena, de angustia, de tormento... me siento a tu lado, te cojo de la mano, quiero transmitirte mi amor, mi cariño, no hay consuelo suficiente que calme tu dolor. Te hablo de las niñas, de su función de ballet, busco tu distracción. No lo consigo, no tienes fuerzas para ver sus vídeos, no quieres que hable, solo deseas que te coja de las manos y calme tu dolor.
Ojalá tuviera el poder de sanar. De detener el calvario que estás viviendo.....ojalá. Cambiaría en este momento mi vida por la tuya, dejar que tu cuerpo descansara. Pero tu sigues luchando. No dejarías nunca que nadie pasara por lo que tú estas pasando. Mi querido Román, siempre tan generoso, tan atento, tan sufridor..... y ahora la vida te lo pagaba así. Viviendo la peor de tus experiencias.
Mis ojos, mientras te miran, intentan buscar en ti el consuelo, intentan hablarte en un silencio aterrador. Oigo el sonido del silencio. Mis caricias son lo único que puedo ofrecerte en ese momento. Solo necesitas amor, cariño, incondicional. El que se da cuando se siente. El que nos ha unido en los momentos de sufrimiento.
Ahora recordaba esos momentos, tantos acumulados en la mochila, en los que el dolor paraba el mundo. Me acordaba de esos días tú estirado en el sofá y yo arrodillada en el suelo, cogiéndote de la mano, mientras tu llorabas de padecimiento. Te he visto llorar demasiadas veces, siempre por esa maldita enfermedad que te ha ido destrozando por dentro poco a poco. Hemos compartido cosas muy íntimas... cuantas veces he oído de tus labios " Mercè no mereces una vida así, no puedo darte todo lo que quisiera...." , lucha amor, sigue luchando, te decía, y a lo que tu me respondías " estoy cansado, no puedo más Mercè...." Me rompías el corazón, me destrozabas por dentro, y en muchos de esos momentos lloraba, por impotencia, por rabia.
No era cuestión de si merecía o no esa vida, ni de aceptarla, era de afrontarla y de querer luchar contra marea sin importar las consecuencias. Quería ayudarte, y confiaba en que podía hacerlo. Que podría mejorar tu vida. Lo merecías más que nadie en este mundo. No podía ver tanto dolor en ti. Como un niño sollozando en el regazo de su madre.
Habíamos tenido muchos momentos así, demasiados para una pareja tan joven, con tantas ganas de vivir, con tantas ganas de hacer cosas, con tanto que ofrecer. Cuantos momentos truncados por ello, estudios, viajes importantes como el de París, mi pedida de mano, e incluso nuestra boda.... siempre a puertas de todo ello estaba tu dolor.
Y de nuevo estaba ahí, junto a ti, a tu lado, cogida de tu mano, sin querer soltarte, buscando alivio en mis pensamientos. Y lo único que podía darte era mi energía.
Había oído, que esa energía positiva, puede transmitirse. Lo haría, lo estaba haciendo. Mi luz era para ti, la necesitabas, toda mi fuerza era tuya.
Había oído, que esa energía positiva, puede transmitirse. Lo haría, lo estaba haciendo. Mi luz era para ti, la necesitabas, toda mi fuerza era tuya.
Vuelvo a casa, no quiero dejarte, siento un desgarro demoledor cada vez que he de alejarme de ti. Pero nuestras niñas esperan vernos y yo necesito más que nunca abrazarlas y que me den todas sus fuerzas para sobrellevar esto. Sin ellas no puedo respirar, me falta aliento.
He de mentirles, no puedo hablar, papá os envía un beso muy grande, os quiere, sus grandes bailarinas..... me abrazan, respiro profundo, me duele el corazón, no pienso, me cargo de su energía, las quiero. No puedo dormir, estoy acostada junto a ellas, busco su respiración, tranquila, acompasada, para poder relajar mi corazón. Es mi forma de descansar.
Y de golpe me veo sentada en una montaña rusa, sin seguro, sin ver el final del trayecto. Y empiezo a vivir la peor de mis pesadillas, esas por la que no estás nunca preparada para afrontar.
Vamos corriendo por el pasillo, tu en la camilla, yo a tu lado de la mano, mientras te digo que todo irá bien, me miras y veo en ti una mirada que no reconozco, tus ojos azules como el mar atraviesan mi cuerpo y no se encuentran con los míos, van más allá, al infinito. Se cierran las puertas. Me siento en una caja junto a ellas. No puedo parar de pensar que ha pasado, porqué? No lo entiendo.... como explicarlo.....siento rabia.
Largas esperas por ese pasillo, que cada vez se me hace más oscuro. Mi cuerpo ya no siente, mi corazón está roto, no tengo fe, no puedo creer que exista alguien allí arriba que pueda permitir esto. Tengo angustia, mis arcadas no cesan, no hay nada ya dentro de mi cuerpo, pero es la forma en que intento sacar todo mi dolor. No estoy sola, pero tu no estás. No están ellas. Os necesito.
Sentada, con mi cabeza apoyada sobre mis rodillas, pienso en nuestra vida, en lo que nos ha costado llegar donde estamos, y que ahora se está desvaneciendo. Desmoronando por momentos. Creo en ti, lo vas a conseguir. Vamos Román. Necesito ver a las nenas y ellas a mi. Presienten que algo no va bien.
En medio de la noche, recostada en la cama, tengo el teléfono en mis manos y entonces pasa eso que no quieres, que suene. Lo cojo. "Corre Mercè, algo no ha ido bien, Román se va...." Salgo corriendo, mis pies van solos, mi mente se ha congelado, no siento nada, mi corazón bombea intensamente, aguanta Román.... he de decirte algo, no puedes irte aun, no puedes dejarnos.
Te veo y no te reconozco. No hay nada en esa habitación que me haga pensar que ese de ahí eres tú. Ni tu aspecto, ni tu olor, ni tu tacto. Solo siento tu esencia. Te susurro palabras de amor, no me dejan mucho tiempo. Estoy tras la puerta. No me separo. No mejoras. Me dicen que no hay cuerpo que aguante esta situación mucho más, sentada en el despacho de la dirección de Neurocirugía. Que me despida de ti? Como? No!!!!! No puede ser..... no por favor....... mis niñas...... que les voy a decir.... las romperé en dos.... les partiré el corazón.... su papá.... su héroe.... su rey. Grito de dolor, mis manos tiemblan, mis piernas no aguantan el peso de mi cuerpo, cada vez más débil. Mercé, saca fuerzas, desde lo más profundo de tu ser, debes entrar y luchar junto a él.
Estamos solos, tú y yo, por fin solos, tenemos nuestro momento. Te cojo de la mano, sollozando, te pido perdón por todo el daño que haya podido causarte en nuestra vida, te doy las gracias por todos los buenos momentos que hemos vivido juntos, por todo lo que me has ofrecido y de los malos te agradezco en la mujer tan fuerte que me has convertido. Respiro hondo, quiero transmitirte mi fuerza a través de las palabras y del contacto, mi energía es toda para ti.
Tras una pausa y con un suspiro de esperanza, agradezco esas dos hijas que me has dado, esas por las que tanto luchamos, "recuerdas? Ese miedo que tenías a no tener hijos para que no heredaran tu dolor, tu sufrimiento.... Cuanto me costó llegar al fondo de esa herida. Que la enfermedad no te había marcado???? Por favor!!!! Estuviste a punto de renunciar a lo más bonito de esta vida por ello...... y vas a abandonar ahora?"
"No Román, no lo hagas ni por mi, ni por ti, hazlo por ellas. Merecen conocer a la persona más fuerte y valiente que conozco. Eres un gran ejemplo. Lucha por ellas, aférrate a esta vida por ellas, que te sientan de nuevo, que puedan caminar de nuevo junto a ti. No voy a poder sola, no sin ti. Mis niñas sin papá..... no por favor....... sigue aquí...."
No puedo verlas, no podré mirarlas a los ojos sin que vean el dolor que siento.... quiero estar sola.... no quiero hablar.... me acurruco en mi propio cuerpo, ahuyentando los temores que me acechan.... como poder superar esto? nuestra vida se está rompiendo en mil pedazos. Nuestra, mis hijas y yo.... pero sobretodo ellas...... lloro..... de rabia, que hago ahora??? Como se lo digo? Que explicación hay a esto? Lo odio!!!! odio a aquel que ha permitido que esto pueda hacerse realidad. Odio a quien haya intervenido en esta decisión, a quien haya contribuido a que tengas este sufrimiento, a todo aquel que te haya deseado este mal...
"Lo haré por ellas, seré fuerte, las acompañaré en todo, seré su luz en este largo camino. No dejaré que desfallezcan. Pero quiero hacerlo junto a ti..... no me dejes sola..... juntos siempre ha sido todo más fácil......"
De alguna forma los cuerpos conectan su energía, sienten u oyen que no es su momento, tienen vivencias que les hacen no cruzar la linea que separa la vida de la muerte. Lo que sea que sucedió, valió la pena. Tu cuerpo no se deja ir, tu mente aunque destrozada sigue luchando, tu corazón muy débil aguanta con ayuda..... te inducen al coma. Has peleado mucho estos días, has demostrado todo lo que ya sabíamos de ti, que eres un gran luchador, este es el mayor ejemplo que puedes darle a tus hijas. Pocos podrán demostrar en vida lo que su padre ha sido capaz de hacer por amor a ellas.
Debes descansar.... debes curar tus heridas, debes recomponer tus daños, mi gran guerrero, prepararte para todo lo que venga. Tú que has visto la muerte, vivido el infierno y visto la oscuridad de tu alma, tus oídos están sordos para palabras de cobardes, no hay vuelta atrás......
" el día en que se le apagó la luz"..... " y su voz se le apagó"...... suena de fondo.
Querida Mer, te leo, te entiendo, me disculparás que no comente cada escrito, no tendría sentido, creo que el dolor es algo que no se puede compartir, el dolor de cada uno es único. Además, SÉ que nadie sabe nada de nosotros, ni tan siquiera lo que puedas contarles... Sólo nosotros mismos, en nuestra soledad. Sólo añadiré que te admiro.
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