20.- Llámame romántica
Llámame romántica inexorable, pero me encantan los cuentos de hadas y princesas. Esos que ocurren en grandes castillos, llenos de grandes sslones, de escaleras interminables, de lámparas que cuelgan de altos techos. Ayer cuando entré por la puerta del Liceo sentí un cosquilleo que me recorría por dentro. Conforme andaba, percibía como me impregnaba la historia de cada uno de los rincones. Pese a haber sufrido una nueva reforma tras el último incendio de 1994, mantiene la majestuosidad de antaño. " Subiendo la escalinata, me figuraba enfundada en un vestido de época, dorado, de seda bordado, llevando en mi mano un bonito abanico y dejando caer unos pequeños mechones de pelo dibujando el contorno de mi cara. Mi otra mano, apoyada en la tuya, mantenía el equilibrio mientras subía al primer piso, donde nos abríamos paso a la gran sala de los espejos. En ella se veían reflejados nuestros espectaculares trajes que brillaban tanto o más que las luces de la sala. Saludábam...