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Mostrando entradas de enero, 2019

2.- Más allá de lo vivido, están tus pensamientos, tu forma de ver lo sucedido, tu familia...

Y entonces.... un golpe de realidad. Aquí estamos, en casa, juntos de nuevo y sin saber muy bien como debemos actuar. Es difícil poder explicar como te sientes en tu " nueva" vida, te dejas llevar por el día a día, por tus sentimientos, por la cordura....  y aunque intentas convencerte que todo sigue igual, que nada ha cambiado, no es así. La vida ha cambiado y mucho. Te miras al espejo, tus ojos reflejan el  dolor de lo vivido, el miedo que has pasado. Sí, a las cosas se las llama por su nombre, miedo, y muuuucho miedo. Miedo a no sobre llevarlo, miedo a perder el control, miedo a no estar a la altura de las circunstancias, miedo a perderlo todo, miedo a no tener las respuestas, miedo al sentimiento de vacío que tienes, miedo a tocar fondo, miedo a lo que viene, a lo desconocido,.. Cuando estas en ese momento, la gente te anima a que expreses tus sentimientos, a que llores a que descargues... Pero por favor,.... si lo único que deseas es ser feliz!!!! Tener

1.- El golpe que marca tu vida. Cada una asume un rol.

He decidido empezar a escribir en este blog con el objetivo de compartir por experiencia propia, lo que se vive al otro lado de la cama cuando un ser querido enferma junto a ti.  Aquello  que no se ve a simple vista, pero que existe. Y que pueda ayudar o simplemente dar a conocer. Intentaré expresar y mostrar cada uno de los golpes, vivencias, pensamientos y cambios que fuimos teniendo en todo momento. Aquellos que vivimos alrededor de un enfermo y sufrimos como el que más las consecuencias que ello nos supone en nuestras vidas. Ya hace más de cuatro años que nuestra vida cambió completamente. Mi marido, Román, sufría una hemorragia subaracnoidea y aquí me detengo ya que vivimos el primer golpe de muchos que vendrían después.  Nuestras hijas, Carla e Ingrid, en ese momento a punto de cumplir los 5 y 3 años la pequeña, ven como su padre cae desplomado en casa, sin conocimiento, sin dar señales,  viendo como yo llamaba a mis padres y a la ambulancia. Que difícil e