12.- La historia nunca termina, the story never ends...

Me gusta la sensación que tienes cuando sales del hospital. Sientes el sol de nuevo sobre tu piel, aprecias el aire en tus mejillas, el sonido de la vida que hay fuera y notas que vuelves a tu supuesta normalidad. O quizás lo de antes también lo era?

Ya no sé muy bien a que llamamos un día normal. Se supone que es aquel que no te hace salir de tu camino. Aquel en el que todo funciona bajo lo esperado. En el que no hay algo que haga sobresaltar tu corazón por ser inesperado.... o quizás nuestros días ya son así de por si.

Creo que me he acostumbrado a estar en constante tensión y alerta. Mis días son movidos, ajetreados, llenos de actividad y sobretodo cargados de sensaciones y emociones que no me dejan indiferente.

Es así porque no dejo de recibir impactos que me hacen sentir que la vida está para lucharla. Que no nos regalan ni un segundo de este gran camino que tenemos por delante. Que debemos aprovechar aquellos buenos momentos que te regala el destino.

Después de varios días en el hospital, saboreo los buenos momentos que me da el tiempo. Respiro muy fuerte y me impregno de toda la energía que soy capaz de absorver. Seguro que más adelante la voy a necesitar.

No siempre está todo claro en el horizonte. Aun tenemos pequeños flecos que resolver, las salidas a veces no son tan claras como deseamos. Pero aun así, es tiempo de coger fuerzas. De tomar valentía para lo que venga. De rodearte de todo aquello que te haga sentir bien y feliz.

Mis hijas me cargan de esa fuerza que necesito para seguir mi camino. Para afrontar todo lo que está por llegar. Pero sobretodo, ellas están para que toquemos y sintamos la verdadera felicidad, el verdadero sentido de la vida. Ver el mundo a través de sus inocentes ojos es un lujo en este instante.

Las miro, las observo y veo en ellas la mirada del que está ávido de conocimiento. De intentar comprender como funciona esto que llaman vida. De ambición por conseguir cumplir sus sueños. De alegría por disfrutar cada minuto con sus seres queridos.

No puedo evitar sentir los momentos en los que no puedo ofrecerles lo que necesitan. Lo siento, pero a veces es muy difícil poder con todo, lidiar en esta batalla que nos ha tocado defender. Lo siento, pero no siempre hay fuerzas suficientes para reponerte de lo que ha sucedido y más aun para prepararte para lo que venga. Lo siento, hacemos todo lo posible para normalizar esta situación, pero hay cosas que son diferentes. Lo siento, no siempre encontramos los recursos necesarios para estar a vuestra altura.

Pero me alegro, de todos los instantes que compartimos juntos. Me alegro, de todos aquellos que reímos sin parar. Me alegro, de nuestras charlas que nos hacen ser cada día más fuertes. Me alegro, de todos los abrazos, caricias, besos y miradas que vivimos juntos. Me alegro, de todos esos reencuentros que tenemos cada vez que nos separamos.

No es fácil saber como debes actuar, sentir e incluso comportarte en cada situación que se nos presenta. Intento siempre que sea de la forma más natural posible sin que ello me lleve a saltarme las normas. Y es agotador..... estar siempre así, te impide en circunstancias disfrutar del momento.

Pero estamos aprendiendo, juntos cada vez superamos mejor los baches. A veces nos cuestan lloros, riñas, tristeza, enfados, y en ocasiones nos reímos de la vida, de lo injusta y dura que puede llegar a ser. Cada paso que damos estamos más cerca de superar nuevos obstáculos. De crecer como personas fuertes y valientes.

Vendrán tiempos duros, tras ellos vendrán mejores y en cada uno de ellos aprenderemos más sobre cada uno de nosotros. Una virtud que nos ofrecerá las llaves que abrirán la puerta de nuestro interior. No hay mejor forma de conocerse a uno mismo que vivir y afrontar cada paso que te da la vida.

Y como dijo un gran poeta, No importa cuan estrecha sea la puerta, cuan cargada de castigos la sentencia, soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma.



Y así haremos..... afrontaremos todo cuanto nos venga, juntos.





Comentarios

  1. Admirable, emocionant, no tinc paraules per descriure el que he sentit llegint la teva experiència. Moltes gràcies per aquesta lliçó de vida!

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