8.- Otra vez entre estas paredes..... mirando hacia adelante

No puedo evitar sentir un escalofrío cada vez que cruzo la entrada de este hospital. Es una sensación agridulce. Dolor por lo vivido aquí, nostalgia por la vida que hay fuera y alivio por que siento que aquí todo mejorará.


Es una sensación muy extraña la que sientes cada vez que entras en un hospital y como va evolucionando año tras año. En mi caso, a excepción de mis dos partos, ha sido como acompañante. Y casi siempre contigo Román. 



Cortas y largas estancias, con dolor o con incertidumbre, cansado o resignado, con más o menos fuerzas, de mayor o menor gravedad y a veces tan seguidas en el tiempo que las confundo.  Siempre sabiendo cuando entras y nunca cuando vas a salir.



Podríamos haber generado un rechazo a los hospitales, pero al fin y al cabo, siempre hemos salido. En ocasiones, con diagnósticos que no deseábamos, pero siempre felices de volver a casa juntos. No todo el mundo lo consigue.



Eso me ha hecho reflexionar en que no es mala suerte la que tienes enfermando, más bien eres un ser muy afortunado que con un cuerpo enfermo consigues superar cualquier circunstancia que se te pone por delante.



No sufres de golpes de mala suerte, tu suerte ya estaba decidida cuando naciste, las cartas ya estaban echadas. Tu fortaleza y positivismo hacen que se conviertan en casos de superación y buena ventura.



Por más que algún ingreso ha generado más tensión o rabia, siempre juntos es más fácil. Sé que no tengo la virtud de quitar tu dolor, pero si paliar tu sufrimiento, de acompañarte en tu descanso, hablar en  momentos de tranquilidad, respetar tu espacio, siempre poniéndome en tu piel, la del enfermo. 



Muchas son las horas que acumulo en estas sillas de hospital, que en mi silencio he sentido mi tristeza. Pero siempre he intentado darte lo mejor de mi y que ayudaran a tu mejoría. Sin interrumpir tus avances, sin provocarte malestar, sin molestar y respetar tu recuperación. Creo que es la mayor obligación que tiene el acompañante, velar por el enfermo.



No concibo a los que quieren sufrir mas que los pacientes, o que transmiten más dolor que el enfermo. No, nuestra obligación es la de facilitar el buen avance de la persona querida.



Sé que ahora cada ingreso duele un poco más, por lo que dejas a fuera. Por tus niñas. Que viven cada separación con gran tristeza. Ellas que vivieron una larga ausencia tuya, cada uno de estos momentos les hace abrir de nuevo esa herida. Me reconforta ver como se apoyan la una en la otra y como buscan en los que tienen alrededor el consuelo. Y como van evolucionando sus sentimientos y convirtiéndose en verdaderas acompañantes en tu largo camino.



Observo como van perdiendo el miedo a la enfermedad, papá siempre vuelve a casa. Como se potencian su capacidad de ayudarte, de protegerte, de mimarte, de quererte. Siempre con esa visión que tienen tan particular los niños, de centrarse en lo más básico y fundamental y dejar de lado las suposiciones o incertezas. 



En el fondo, ellas han conseguido que estas entradas y salidas se hagan más cortas, menos duras, menos tristes, más beneficiosas. Siempre con esa esperanza de volver a verlas y abrazarlas.



Dicen que lo mejor de las separaciones son los reencuentros, y así es. Sorpresas... cartas de amor a su papi.... abrazos interminables.... caricias.... besos...... y sobretodo palabras..... ellas ya tienen el talento de decir aquello que sienten y transmitir sus preocupaciones, alentar tu ánimo y mejorar tu estado.



En mi interior suplico que no volvamos a pasar por lo mismo otra vez, resignada sé que no está en nuestras manos. Siempre saldremos adelante, cada uno en nuestro papel. Juntos siempre te ayudaremos. Día tras día lo hacemos. Ahí está el verdadero trabajo del que vive junto a un enfermo. Siempre con motivos por los que luchar y demostrar tu amor en el dia.



No sufras, estaremos a tu lado. Tus niñas siempre te aportaran esa fortaleza que necesitas para superar cada bache. No te desanimes, sé que tus estancias se hacen duras e interminables. Ya tienes asumido que son necesarias. Solo apóyate en nosotras, que intentaremos allanarte el camino. 



Y en nuestro intento de normalizar la situación encontraremos la estabilidad que necesitamos.  Sonríe tu que puedes a la alegría que te rodea.... confía en aquellos que ponen en ti su gota de esperanza..... sé fuerte, la vida te muestra los caminos pero tu eres quien decide como andarlos.



Siempre aquí y tuyas para siempre...

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